Sonrío porque, aunque soy vagabunda,
encontré unos huevos en la basura.
Sonrío porque, aunque estoy drogado,
cuando iba a caer ante el tren, alguien me salvó.
Sonrío porque, aunque soy un gatito
que fue tirado en un contenedor de basura, encontré un hogar.
Sonrío porque pude franquear
un postoperatorio francamente difícil.
Sonrío porque, aunque caí de mi moto
e impacté contra el muro de la pista,
mi casco me salvó la vida.
Sonrío porque, aunque robaron en mi estudio
y entraron con cuchillos, yo no estaba allí.
Sonrío porque, aunque hubo un conato de bomba,
fue una mala pasada por venganza.
Sonrío porque, aunque él abusó sexualmente de mí,
la policía me recomendó marcharme.
Sonrío porque...
Sonrío porque, si tú y yo discutiéramos,
siempre acabaríamos reconciliándonos;
y para todo debería ser así.